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¿Cómo ha evolucionado el bienestar animal en los últimos 25 años?

¿Cómo ha evolucionado el bienestar animal en los últimos 25 años?

18 de julio de 24 - Noticias

La percepción de la importancia del bienestar animal y sus beneficios sobre el estado de los animales y la productividad de las granjas ha cambiado de forma exponencial en los últimos 25 años. Lo que en 1998 algunos calificaban de moda pasajera se ha consolidado como un factor clave para el futuro del sector porcino, una necesidad profesional de hacer las cosas bien hechas y una presión social por producir de forma más sostenible. En 1998, el profesor y experto en bienestar animal Xavier Manteca ya hablaba de la creciente preocupación del sector en relación con el bienestar animal. 27 años después, analizamos con él cómo ha evolucionado el bienestar en las granjas españolas y los retos que aún quedan pendientes.

bienestar animal
Xavier Mantenca, profesor y experto en bienestar animal. Foto: Xavier Manteca.

¿Cuál era la percepción del sector en materia de bienestar animal hace más de 25 años?
En el año 1998, el tema del bienestar animal era relativamente nuevo en España. No en otros países, pero sí en España, donde se percibía con una mezcla de incredulidad, escepticismo y una cierta animadversión. En primer lugar, se pensaba que eso era una moda de los países del norte de Europa, que no tenía mucho sentido en otros países, como el nuestro. Y se pensaba, además, que era algo que perjudicaría notablemente la rentabilidad y la sostenibilidad económica del sector. Por suerte, ahora estamos en una situación muy diferente, y nadie piensa que el bienestar animal sea una moda pasajera, sino algo a lo que hay que prestar atención, porque es un punto importante que afecta a la sostenibilidad, no solamente social sino también económica y sanitaria, del sector. Desde entonces, yo creo que hemos superado uno de los grandes retos de los que en aquellos años ya empezaba a hablarse, que era la prohibición de las jaulas en gestación. Una respuesta común entonces era que se trataba de un cambio absolutamente poco realista y que prácticamente todas las cerdas gestantes abortarían. Está claro que no ha sido así: con los sistemas de gestación en grupo, los índices productivos cuanto menos se mantienen, y el sector porcino español sigue siendo enormemente competitivo.

¿Qué ha pasado en estos años para que el bienestar animal se haya posicionado como un tema prioritario en las granjas?
Creo que han ocurrido dos cosas. La primera es que la sensibilidad de la sociedad por esta cuestión ha aumentado en Europa y fuera de Europa, y dicha sensibilidad es cada vez mayor, por lo que los legisladores responden a esa demanda social. Por otra parte, para mí ha ocurrido algo que es igual de importante, y es que cada vez tenemos más evidencias científicas que demuestran que mejorar las condiciones de bienestar animal tiene efectos positivos sobre la sostenibilidad del sector y su productividad. Por ejemplo, en un momento en que uno de los grandes desafíos es la cuestión de la resistencia a los antimicrobianos, cada vez hay más evidencias que nos dicen que tener buenos estándares de manejo y bienestar, una bioseguridad óptima y buenos programas de vacunación nos permite reducir o racionalizar el uso de antimicrobianos. Por lo tanto, creo que han confluido dos factores: primero, un aumento de la sensibilidad social en toda Europa y más allá, y, por otra parte, la evidencia de que mejorar en el bienestar animal tiene efectos positivos e importantes en la producción.

¿Cuáles son algunas de las asignaturas pendientes en materia de bienestar que no se han sabido abordar en los últimos años?
Hay tres cosas, algunas de las cuales empezaban a comentarse ya por aquel entonces y que aún no están del todo resueltas. Una de ellas es la prevención de la caudofagia en el cebo. Aquí hay muchos factores que influyen, desde proporcionar a los animales material manipulable a las densidades de los corrales, la ventilación, etcétera. Este es un tema no resuelto, que sigue estando sobre la mesa: las estrategias para prevenir la caudofagia sin tener que recurrir, siempre, al corte de colas. Además, está el tema de la castración sin anestesia ni analgesia, que sigue siendo un desafío. Y, finalmente, algo que en aquel entonces no estaba sobre la mesa y que ahora sí, que es un posible cambio en el sistema de alojamiento en parideras.

¿Es este cambio hacia las maternidades libres uno de los grandes retos de futuro en bienestar animal a corto y medio plazo?
Parece ser que sí, y ya hay granjas que lo están haciendo. Por lo tanto, creo que no hay duda de que trabajar con diferentes sistemas de alojamiento en maternidades es viable. Lo que es cierto es que existen diferentes alternativas para dar respuesta a esta cuestión. Las parideras libres son una opción, pero hay otras posibilidades. Es decir, existe la posibilidad de continuar restringiendo el movimiento de la cerda durante el período de tiempo en el que hay mayor riesgo de aplastamiento de lechones, y después ofrecer a la cerda más libertad de movimiento. Es cierto que, como todos los cambios, tendrá un coste económico, como en su día lo tuvo el cambio de las jaulas en gestación a alojamiento en grupo, pero lo que me gustaría pensar es que en este caso sabremos anticiparnos a los requerimientos legales y no dejar el cambio para última hora.

¿Hay techo en bienestar animal?
Como en cualquier otro ámbito de la vida, siempre se puede mejorar. La perfección no existe. La investigación científica avanza, descubre nuevas estrategias, y sabemos que quedan muchas cosas importantes por hacer. Una de ellas, que para mí es fundamental cuando queremos mejorar el bienestar de los animales, es la formación del personal. Hay muchos estudios que demuestran que, si tuviéramos que escoger una sola estrategia para mejorar el bienestar de los animales, la más eficaz sería mejorar la formación de las personas, su formación y su satisfacción laboral. Es absurdo, no solamente por razones éticas y morales, sino también por razones prácticas, demandar un bienestar animal muy alto y no preocuparse por el bienestar de las personas que tienen los animales bajo su responsabilidad. Por lo tanto, siempre podemos tener un personal más formado y siempre se puede mejorar.

¿El futuro del sector pasa por adaptarse a todas las exigencias y normativas de bienestar animal que puedan ir surgiendo?
Por supuesto, creo que adaptarse a las normativas es un imperativo legal, y no hay más. Pero más allá de eso, creo que nadie duda de que el sector tiene desafíos importantes, algunos de ellos relacionados con la percepción de la opinión pública, y, desde luego, creo que la única manera de responder a tales desafíos es hacer las cosas cada vez mejor en términos de bienestar y en otros ámbitos. Por ello creo que, si queremos que el sector español siga siendo competitivo y líder en el mundo, como ya lo es ahora, eso pasa por tener muy en cuenta el tema del bienestar animal.

Precisamente, haciendo referencia a una opinión pública cada vez más exigente, ¿cree que el consumidor pagará más en un futuro para que se produzca mejor en términos de bienestar?
Es posible que no solo el bienestar sino también otros requerimientos puedan tener un impacto en los costes de producción y, por lo tanto, en el precio de la carne. No podemos descartarlo. En cualquier caso, creo que el reto que tenemos las personas que nos dedicamos al bienestar animal es encontrar las estrategias y trabajar junto con los productores y el sector en general para desarrollar estrategias que mejoren el bienestar animal sin perder de vista la importancia de que el sector sea competitivo económicamente. Si no salen los números a final de año, las otras sostenibilidades dejan de ser relevantes, porque la actividad económica en cuestión desaparece. Así pues, creo que hay mucho camino por recorrer, mucho margen de mejora y que, con imaginación y un trabajo riguroso, pueden conseguirse estándares de bienestar muy altos, mucho más altos incluso de los que tenemos y, al mismo tiempo, mantener la competitividad económica del sector.

Para finalizar, ¿cree que mejorando en bienestar animal también mejoramos la imagen del sector y las cifras de consumo de carne?
Sin ninguna duda. De hecho, creo que las críticas que provienen de una parte de la sociedad hacia el sector porcino están posiblemente relacionadas con temas de medio ambiente y de bienestar animal. Por lo tanto, lo que tenemos que hacer es trabajar bien en ambos aspectos y, además, explicarlo.

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