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¿Cómo ha evolucionado el sector porcino en los últimos 30 años?

¿Cómo ha evolucionado el sector porcino en los últimos 30 años?

25 de junio de 24 - Noticias

En los últimos treinta años no solo hemos implementado importantes cambios en la estructura productiva de nuestras granjas, sino que también hemos logrado incrementar nuestra producción gracias a los cambios en genética, a la profesionalización de nuestro sector y a la introducción de nuevas tecnologías. Como resultado, hemos conseguido animales más sanos, con mayor bienestar y más eficientes. ¿Cómo ha sido esta evolución? Hablamos de ello con Manolo Toledo, veterinario y jefe de producción de Grupo Francés.

¿Cuáles han sido los principales cambios que ha vivido el sector porcino en los últimos 30 años?
Ha habido un cambio muy importante sobre todo en la estructura productiva del sector. Recuerdo que cuando empecé a trabajar había muchísimos más ganaderos, pero el tamaño de sus granjas era más pequeño. Ahora hay menos ganaderos, pero con granjas más grandes. A raíz de esto, ha habido una mejora importantísima en lo que se refiere a las instalaciones y al manejo de los animales, porque tenemos gente especializada en cada una de las fases. El otro gran cambio ha sido la genética de las cerdas, que ha cambiado totalmente. Antes las cerdas eran de un tipo y la producción que tenían era la que era. Todos estos cambios han comportado que la eficiencia de los cerdos sea cada vez mejor.

Precisamente la eficiencia ha sido y es uno de los objetivos de los ganaderos. ¿Cómo se ha avanzado en este aspecto?
Gracias a la tecnificación hemos logrado grandes avances en eficiencia. Hemos conseguido ajustar la estructura de las granjas y su diseño a las necesidades en bienestar de los animales, hemos reducido y ajustado los consumos de pienso a las necesidades reales de cada animal aplicando curvas de alimentación personalizas. Sobre este aspecto podríamos decir que las cerdas han pasado de ser animales a ser algo parecido a atletas de competición a los que hay que dar una dieta diseñada para que funcionen perfectamente. Por último, la tecnificación ha conseguido que el trabajo de un ganadero deje de ser algo tan físico como era años atrás, y ha facilitado muchas de las tareas del día a día de una granja.

Por otra parte, la producción ha crecido hasta un 102% en este período. Más allá de los cambios mencionados, ¿qué ha contribuido a este crecimiento?
Lo que más ha contribuido, desde luego, ha sido la genética, pero también ha influido mucho la mejora de la sanidad. Antes teníamos más enfermedades y la eficiencia en las granjas era mucho menor. Por ejemplo, en maternidades, el hecho de tener clostridium o diarreas ocasionaba más problemas. Por suerte, ha habido un gran adelanto con las vacunas, gracias a las cuales tenemos mucha más sanidad.

En cuanto a la productividad de las granjas, ¿cómo ha variado desde entonces?
Recuerdo que mi primera prima de producción me la dieron destetando 20 lechones, y eso fue hace unos 25 o 30 años. La última que cobré fue a partir de 28. Con esto podemos ver el cambio radical que se ha producido en la productividad de las cerdas. Lo importante de la productividad es cuántos cerdos llevas al matadero. Los que se mueren por el camino no cuentan. También recuerdo que, cuando había brotes de PRRS, en los engordes teníamos tasas de mortalidad del 25%. Entonces no sabíamos cómo atajar aquello, ni sabíamos nada de todo lo que se sabe ahora.

Los cambios en normativas de bienestar animal también han supuesto grandes avances. ¿Cuáles considera más beneficiosos?
Todos los cambios han sido beneficiosos. Creo que la industria ha mejorado más rápido y mejor que la normativa. Hemos reducido el número de cerdos en los cebaderos y en la transición, y hemos conseguido que los animales vayan mejor. Nos hemos adaptado de forma muy eficiente a los cambios que suponía la normativa de las cerdas en grupo, y hemos mejorado su bienestar. Hemos reducido los niveles de estrés de los animales con la instalación de sistemas de alimentación automáticos en la lactación. Hemos instalado sistemas para mejorar las condiciones ambientales. Todos estos cambios han sido importantes y han traído beneficios, pero ha habido otros más polémicos, como las limitaciones del uso de antibióticos. Creo que se deberían valorar los conocimientos de los veterinarios en el campo y tener conciencia de que medicamos porque hay que medicar, que lo hacemos cuando los animales están enfermos y no debemos dejarlos sufrir. Estamos de acuerdo en que hay que reducir el uso de antibióticos, pero no en que haya esta persecución, que no se use el sentido común y se aplique un uso racional. En el equilibrio se encuentra la virtud.

ganaderia de precision
Alimentación electrónica en maternidad con Dositronic. Foto: Rotecna.

¿Qué ha supuesto la introducción de la tecnología de precisión en las granjas porcinas?
Hemos pasado de tener a gente dando de comer manualmente a los animales en lactación a tener un sistema de alimentación automático que hace ese trabajo por nosotros de forma precisa. De esta manera, no solo hemos incrementado el peso de los lechones, que prácticamente ha aumentado más de 500 gramos; también hemos conseguido tener mayor productividad en las cerdas al siguiente ciclo, porque paren más y el lechón es de mayor calidad. Otro punto importante de estos sistemas es que son muy rentables, ya que suponen un ahorro de personal importante, y en estos tiempos, en que el personal es uno de los principales problemas y cuesta mucho encontrarlo, va muy bien disponer de estos sistemas. Sin embargo, es importante que los sistemas sean robustos, sencillos y prácticos para que todo funcione.

A nivel sanitario, ¿cuál ha sido la evolución?
Antes había muchas cosas que no conocíamos ni sabíamos. Por ejemplo, a los primeros casos de PRRS les llamábamos la enfermedad misteriosa o de las orejas azules. De empezar llamándola así, hemos llegado a conseguir secuenciar el virus.  En todo este tiempo hemos avanzado en el manejo de los animales para mejorar su sanidad, hemos desarrollado vacunas, y todas estas herramientas juntas han hecho que se mejore muchísimo. Dentro de poco, y estoy convencido de que esto es el futuro, utilizaremos biomarcadores salivares. Nosotros ahora lo estamos haciendo para medir los niveles de oxitocina, y así conocer los niveles de estrés en las cerdas. Con esta herramienta podremos monitorizar a nuestros animales y saber cómo están funcionando y si su aclimatación es buena.

Un problema que persiste en el sector es la sostenibilidad de la actividad ganadera. ¿Cómo se ha avanzado en este aspecto?
La innovación nos ha hecho avanzar muchísimo. Por una parte, tenemos los consumos de agua, algo que hemos logrado ajustar y minimizar las pérdidas de agua. Controlamos el consumo con un contador, tenemos boyas de nivel constante, no tenemos roturas de chupetes, por ejemplo, que puedan producir pérdidas de agua. El agua, que ahora es un recurso escaso, se cuida muchísimo. Por otro lado, está el tema de los purines. Contamos con separadores sólido-líquido que nos permiten una reducción de casi el 30% de nitrógeno, pero también disponemos de muchas otras técnicas para reducir el nitrógeno y echar a la tierra la cantidad de nitrógeno adecuada. Continuamente implementamos nuevas técnicas y las posibilidades de contaminar con nitratos cada día se reducen más. Con el ECOGAN, también vamos controlando las emisiones, y las iremos reduciendo a medida que la tecnología y la innovación nos vayan proporcionando herramientas.

En cuanto a mercados, la PPA en China ha sido un catalizador para la actividad porcina en España. Más allá de los buenos datos en exportaciones, ¿qué ha supuesto?
En cierto modo, nos salvó. Lo que hizo aquello fue que la fortaleza exportadora del comercio y de los mataderos españoles saliera a flote. Ahora China todavía es muy importante, pero la apertura que tienen a todo el mercado mundial es increíble. La profesionalidad de los exportadores es formidable y, cuando se cierra un hueco, saben dónde y cómo abrir otro para poder colocar sus productos. Eso ha hecho que nosotros podamos seguir produciendo, porque los mataderos son capaces de seguir vendiendo. Esta fortaleza hace que el sector tenga mucha más fuerza.

Desde los años 90 hasta la actualidad la historia del sector porcino español ha sido una historia de éxitos. ¿Hacia dónde vamos ahora?
Pienso que va a haber unas necesidades de producción y de consumo de carne porcina en el mundo. Creo que, con el aumento del consumo, seguro que va a ser necesaria una carne de calidad como la que se produce en España. Es cierto que no podremos crecer mucho más por las limitaciones medioambientales, lógicamente, pero también es verdad que cada día seremos mucho más eficientes en la producción de un producto que es carne de calidad.

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