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La exportación, pilar de la industria porcina en Chile
15 de noviembre de 24 - Noticias
La producción porcina en Chile se distingue por ser fuertemente intensiva y con altos niveles tecnológicos, con una integración vertical a lo largo de toda la cadena productiva, lo que ha permitido que este sector se enfoque en la exportación de manera efectiva. Así pues, Chile se ha posicionado como uno de los principales exportadores de carne porcina a nivel mundial, y es el tercer mayor exportador en América Latina, después de Brasil y México.
Producción
La industria porcina se ha consolidado como un pilar clave dentro del sector ganadero chileno. Según datos de Interporc, en 2023 la producción porcina chilena la mantenían en torno a siete u ocho mil granjas, si bien las granjas comerciales serían alrededor de unas 70 (la mayoría situadas en las regiones de Santiago, O´Higgins y Maule). Estas granjas destacan por utilizar tecnologías avanzadas para la cría de animales y mantener elevados niveles de bioseguridad.
Gracias a esta estructura bien definida, en 2023 Chile alcanzó los 5,5 millones de cerdos sacrificados, y los 595 millones de toneladas de carne porcina producidas, alrededor de un 2,5% más que en 2022. La industria porcina chilena no solo se enfoca en la producción de carne fresca, sino que también tiene una fuerte presencia en la producción de elaborados de porcino. Estos productos, que son de alta calidad, destacan en el mercado internacional por su competitividad en términos de precio.
Mercado e internacionalización
Una de las características más notables del sector porcino chileno es su elevada capacidad exportadora. En 2023, el 57% de la producción se destinó a la exportación, alcanzando un total de 306.000 toneladas exportadas. Los principales destinos de la carne porcina chilena fueron Japón, Corea del Sur, China y Rusia, lo que demuestra la internacionalización y la diversificación del mercado chileno.
Pese a esta elevada capacidad exportadora, el sector depende en gran medida de las importaciones para satisfacer su demanda interna. En este sentido, en 2023, Chile importó 116.000 toneladas de carne y elaborados de porcino, por un valor de 299,36 millones de euros. Los principales proveedores de carne de cerdo fueron Brasil, Estados Unidos, y España, que aportó el 5% del volumen total de las importaciones chilenas de porcino en 2023.
Estas cifras muestran que la estructura de autoabastecimiento de carne de cerdo del mercado chileno se caracteriza tanto por la dependencia de las importaciones como por la fuerte orientación exportadora y el elevado grado de autoabastecimiento (ver tabla).
Consumo de carne porcina
El mercado chileno muestra una alta demanda de carne en general, con un consumo per cápita cercano a los 90 quilos por habitante al año. Dentro de este total, la carne de pollo es la más consumida con un 43% del consumo, seguida por la carne de vacuno con el 30%, y la de cerdo con el 26%. Este último porcentaje se traduce en un consumo total de carne y elaborados de porcino de aproximadamente 406.000 toneladas, lo que equivaldría a un consumo per cápita de 20,7 kilos por habitante al año.
A pesar del leve retroceso en el consumo de carne porcina durante los dos últimos años, se prevé que la demanda de este alimento continúe creciendo, y pueda incluso alcanzar las cifras del vacuno. Este cambio se debe al precio más elevado de la carne de vacuno y a una mayor preferencia de los consumidores chilenos por productos de cerdo.
Retos
Mantener la competitividad internacional es el principal reto que actualmente afronta el sector porcino chileno, a la vez que trabaja para satisfacer la creciente demanda interna. A pesar de su autosuficiencia, con un nivel de autoabastecimiento del 146,6%, el país debe equilibrar la producción nacional con las importaciones para garantizar un suministro constante y adecuado de carne de cerdo.
En conclusión, el sector porcino chileno ha logrado consolidar una estructura robusta y en expansión, con una fuerte orientación hacia la exportación y un consumo interno que sigue creciendo. La capacidad de su industria para adaptarse a las nuevas realidades del mercado, la innovación en prácticas de producción y la apertura a mercados emergentes serán aspectos clave para su futuro desarrollo.
Fuente: Interporc.