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¿Cómo podemos valorizar las deyecciones ganaderas?
15 de febrero de 22 - Noticias
Óscar Toledano. Director Comercial & BI de Rotecna.
Tradicionalmente, las tareas agrícolas y ganaderas se han llevado a cabo en la misma explotación. Se trata de un buen ejemplo de economía circular: un cultivo extrae nutrientes del suelo y se usa para alimentar a los animales, que generan estiércol que, a su vez, se aplica al suelo aportándole nutrientes.
Con la finalidad de adaptarse a una demanda creciente de alimentos económicos y saludables producidos de forma sostenible y segura, la industria agropecuaria se va especializando, produciendo más con menos, aumentando su escala y concentrándose por tipos de actividad, lo que comporta que muchos ganaderos ya no cultivan la tierra donde se aplica el estiércol que producen sus animales.
Esto nos conduce a una paradoja en zonas de alta concentración ganadera, ya que el aumento de la oferta de abonos orgánicos puede generar una disminución del valor percibido por los agricultores, que no responde a una disminución del valor del purín como fertilizante, ni a un exceso de oferta, ya que hay suficientes cultivos para aplicar todo el que se genera; de hecho, se siguen utilizando abonos industriales, que son más costosos. El desajuste entre valor entregado y valor percibido se debe muchas veces a que los ganaderos desconocen la composición del purín y la técnica y periodo de aplicación óptimos para maximizar los beneficios de cada tipo de cultivo. Nos encontramos ante una oportunidad a la que se le puede sacar mucho provecho si aplicamos técnicas de marketing a la comercialización de deyecciones ganaderas.
Por un lado, debemos aumentar el valor que tiene el purín y reducir su coste de aplicación. A ese fin, disponemos de técnicas para determinar su composición y de tratamientos que incrementan sus cualidades fertilizantes y mejoran su aplicación, empezando por una simple separación mecánica de las fases sólida y líquida, que tiene un coste significativamente inferior al incremento de valor que conlleva. Además de practicar la venta consultiva, debemos mejorar la imagen del producto. Por otro lado, debemos aumentar el valor que percibe el agricultor, por lo que debemos informarle adecuadamente de la composición del purín, sus cualidades fertilizantes y los periodos y técnicas de aplicación más convenientes según el suelo y cultivo.
No debemos considerar las deyecciones ganaderas como un problema, sino como lo que realmente son, un valioso recurso que debemos gestionar bien. Aplicar técnicas de marketing a las deyecciones ganaderas aumenta el valor tanto para los ganaderos como para los agricultores y genera beneficios para ambos. Conocer muy bien el producto y las necesidades del cliente nos permite definir una correcta propuesta de valor, que es vital a la hora de comercializar cualquier producto o servicio.