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De la granja a la mesa, camino a la alimentación sostenible
04 de febrero de 21 - Noticias
Óscar Toledano. Director Comercial & BI de Rotecna
Es indudable que la lucha contra el cambio climático es un reto que debemos afrontar de forma clara e inequívoca. Consciente de ello, la Comisión Europea promueve un paquete de medidas bajo el nombre de Pacto Verde Europeo (EU Green Deal), para impulsar un uso más eficiente de los recursos con el objetivo de llegar a ser el primer continente neutro en emisiones en 2050.
En lo que se refiere a la agricultura y la alimentación, este 2020 se ha presentado el borrador de la estrategia ‘De la Granja a la mesa’, o Farm to Fork, cuyo objetivo es abordar los retos de los sistemas alimentarios sostenibles, que vinculan la salud, el medio ambiente y la industria, trazando las líneas directrices a seguir en el desarrollo de los sistemas agrícolas en los próximos 30 años.
Algunos de los puntos de este plan de acción son:
- Estimular el desarrollo sostenible de la oferta de productos orgánicos, pasando del actual 8% de cultivos de agricultura ecológica al 25% en 2030.
- Hacer un uso más sostenible de los alimentos y cambiar a dietas más saludables y sostenibles. Reducir a la mitad el desperdicio de alimentos y disminuir el consumo de alimentos con altos contenidos de sal, azúcar y/o grasas, y de carne, entre otras muchas medidas.
- Promover una producción de alimentos sostenible, por ejemplo, reduciendo el uso de pesticidas en un 50 % para 2030, o la utilización de fertilizantes de origen extractivo y sintético en un 20 % en el mismo periodo. Además, se trabajará en invertir la pérdida de diversidad que implica la especialización generalizada de los cultivos y la ganadería exclusivamente en las especies más productivas.
- Priorizar la lucha contra la resistencia a los antibióticos, con la reducción de un 50 % en la venta de antimicrobianos para ganadería y acuicultura para 2030.
A través de distintas medidas se pretende modelar el futuro de la producción porcina. Foto: Rotecna.
Estas estrategias se articularán a través de diferentes medios, como incentivos en la PAC (Política Agraria Común) para ayudar a cambiar las prácticas y herramientas actuales por otras más sostenibles, o el etiquetado para promover el consumo responsable.
Con estas medidas se pretende modelar, en parte, el futuro de la producción porcina en Europa en diferentes aspectos como:
- El aumento de producción agrícola ecológica facilitará la producción porcina ecológica, que en España representa tan solo el 0,04 % del total. También se promoverá el uso de razas autóctonas como el ibérico, el celta, el mallorquín… Cabe destacar que estos modelos de producción son perfectamente compatibles con los intensivos, ya que hay demanda y mercado para ambos productos, y que la ganadería ecológica es una opción muy interesante para pequeños ganaderos, y debe ser protegida.
- Disminuirá el consumo de carne de cerdo en la UE, pero la demanda a nivel mundial seguirá creciendo, por lo que deberemos adaptarnos y seguir promocionando la exportación.
- Se promocionará el uso de fertilizantes orgánicos como el purín, posiblemente a través de la PAC, y se deberán reducir las pérdidas de nutrientes, no solo para evitar la contaminación ambiental, sino también para aumentar su eficiencia fertilizante.
- Aunque la UE ya tiene una de las regulaciones de bienestar animal más exigentes del mundo, se seguirán implementando nuevas normas. Hasta ahora la mejora del bienestar siempre ha ido acompañada de un aumento de la productividad, que nos permite producir más carne con menos recursos, con lo cual se consigue aumentar la sostenibilidad y, a la vez, reducir los costes.
- Ya se han realizado progresos importantes en la reducción del uso de antibióticos, y las técnicas para continuar con esta evolución siguen mejorando. El aumento de la sanidad de los animales, finalmente, debería repercutir en un aumento de la producción y en la reducción de los costes.
Así pues, vemos que, como tantas otras veces, un cambio nos plantea a la vez un reto y una oportunidad.
Por un lado, como líderes tecnológicos, debemos ser de nuevo pioneros en implementar una transición a un sistema alimentario más justo, saludable y completamente respetuoso con el medio ambiente, que abarque toda la cadena alimentaria. Hemos de minimizar la huella ambiental y climática, siendo un ejemplo a seguir para el resto del planeta y liderando el cambio.
Por otro lado, como grandes productores y exportadores de alimentos, este modelo nos orienta aún más al consumidor final, que cada vez es más consciente y responsable desde el punto de vista medioambiental. Invertir en un modelo productivo de mayor valor añadido nos diferenciará y mejorará el posicionamiento de nuestros productos en los mercados internacionales. Esto es especialmente importante en el caso del sector porcino, ya que algunos de nuestros principales competidores, como EE. UU., Canadá y Brasil, tienen una clara ventaja en cuanto a costes de producción, puesto que disponen de materias primas a menor coste, y esto, cuando la oferta y la demanda se igualan, dado que somos exportadores netos, nos deja en desventaja si ofrecemos carne como un commodity (producto).