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¿Podemos revalorizar los cadáveres de los cerdos?
10 de agosto de 21 - Noticias
La legislación europea sobre subproductos animales establece que los cadáveres de animales fallecidos en granja por patologías diferentes de la encefalopatía espongiforme (subproductos de categoría 2), tras un tratamiento térmico, pueden destinarse a la fabricación de otros productos como biocombustibles o fertilizantes. Conscientes de los beneficios que esto puede suponer, y del potencial que tienen los cadáveres porcinos, la Asociación de Defensa Sanitaria número 2 de Ejea de los Caballeros (Zaragoza), impulsó el proyecto Valporc con el fin de revalorizar estos cadáveres. Para saber más sobre esta iniciativa, hablamos con Pedro Ángel Sanz, veterinario del ADS 2.
¿Qué es el proyecto Valporc?
Es un proyecto que pretende valorizar los cadáveres de porcino, de ahí su nombre, y ofrecer al sector una alternativa económica, sostenible y respetuosa con el medio ambiente, mediante un tratamiento innovador capaz de convertir los residuos más contaminantes de la actividad ganadera, los cadáveres y los purines, en productos de gran valor como biocombustibles y fertilizantes orgánicos. Para conseguirlo, se pretende aprovechar el cadáver en todo lo posible, y poner en marcha las tecnologías más competitivas. En otras palabras, queremos impulsar la economía circular y aprovechar el cadáver del cerdo para extraer biogás y biodiesel, en lugar de quemarlo. Vamos a conseguir que los cadáveres se aprovechen lo máximo posible. El proyecto, que empezó en 2014, ha contado con un presupuesto de dos millones de euros, financiados al 50% por la Unión Europea. El resto lo han aportado los socios del proyecto: Cartif (Valladolid), Oleofat (Navarra), Energygreen Gas Almazán (Soria) y ADS 2 Porcino (Zaragoza), que somos los impulsores del proyecto.
Concretamente, ¿cuáles son los biocombustibles que se pueden obtener de los cadáveres de los cerdos?
Podemos obtener biogás, que es una alternativa al gas natural, y biodiesel de segunda generación. A diferencia del biodiesel de primera generación, que se obtiene de cultivos de plantas, el de segunda procede de cadáveres animales y otras fuentes no vegetales. Esto supone una ventaja, ya que este tipo de biodiesel no compite con la alimentación humana y sirve para reducir los costes de producción del biodiesel en general. Por último, también se pueden obtener harinas de carne utilizables para mejorar la calidad de los purines.
Desde el inicio del proyecto han realizado varias pruebas piloto. ¿En qué han consistido?
Hemos hecho pruebas en las que han participado todos los socios del proyecto. Se han testado todas las posibilidades de las grasas de los cadáveres y de las tecnologías a aplicar para obtener biocombustibles de alta calidad. En el caso de las harinas cárnicas, también se han realizado muchas pruebas para llegar a la mejor forma de obtener el producto óptimo. Así pues, el proceso de valorización empieza en una planta piloto de Energygreen Gas Almazán con capacidad para el tratamiento de 3.500 toneladas de porcino. Aquí se ha realizado la trituración y esterilización del cadáver, procesos mediante los cuales se han podido obtener dos subproductos, harinas de carne y grasas. Las harinas se utilizan para la obtención de biogás, aplicando una tecnología novedosa mediante ultrasonidos, con la que obtenemos energía eléctrica y térmica mucho más respetuosa con el medio ambiente. Además, también ha habido demanda de esta harina cárnica para utilizarla como base de distintos productos fertilizantes. Por otro lado, las grasas son llevadas a Oleofat, donde son tratadas para convertirlas en biodiesel. En Cartif se han realizado las pruebas para la optimización de la obtención de biodiesel por cavitación y la producción de biogás por digestión anaerobia en dos fases. Todo el proceso ha requerido mucho tiempo de trabajo y una gran implicación, ya que se trata de algo muy novedoso.
¿De qué manera contribuye el proyecto Valporc a la preservación del medio ambiente? ¿Y a la economía de las granjas?
De manera muy positiva, ya que contribuye a la economía circular. Actualmente, los cadáveres se queman y se utilizan como fuente de calor. Al incinerarlos se generan unas cenizas que después hay que enterrar, y ello supone un deterioro para el medio ambiente. Con el proyecto Valporc, un cadáver es capaz de convertirse en un fertilizante que posteriormente irá al campo, y no se generan cenizas, con lo cual el entorno mejora. Por otro lado, al generar un biodiesel más sostenible también se reducen las emisiones de gases contaminantes, ya que se evita el uso de combustibles fósiles. Así pues, los beneficios son varios y vienen de todos los productos que se obtienen y del aprovechamiento del potencial del cadáver. En cuanto al bolsillo del ganadero, el proyecto propone una reducción del coste de gestión de cadáveres. Ahora mismo las plantas de incineración cobran cierta cantidad que ahora podría reducirse o incluso llegar a cero, si el coste de los productos obtenidos compensara el del proceso.
¿La construcción de plantas capaces de realizar todo este proceso de revalorización requiere una gran inversión?
Sí, alrededor de cinco millones de euros. Originariamente pensamos en la posibilidad de construir una planta de estas características en Ejea de los Caballeros, incluso se compró una parcela donde instalarla, y se habló con entidades y empresas. Al final, la idea no se llevó a cabo por la altísima inversión que requiere y por la imposibilidad de conseguir capital interesado en aquel momento.
¿Qué retos se plantea ahora el proyecto Valporc?
El principal reto es seguir contando con financiación para continuar con su desarrollo. Es un proyecto que creemos que tiene bastante salida, y de hecho ya hay personas interesadas en él, ya que los productos que se generan a partir de la revalorización de cadáveres tienen muy buena salida al mercado. Por otra parte, los principales recursos que se requieren, purines y cadáveres, siempre están disponibles, por lo que su viabilidad está garantizada.