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Peste Porcina Africana: Estrategias de bioseguridad y control del jabalí

Peste Porcina Africana: Estrategias de bioseguridad y control del jabalí

31 de marzo de 25 - Noticias

El jabalí se ha convertido en un elemento clave en la transmisión de enfermedades que amenazan la sanidad de los cerdos en Europa, especialmente de la peste porcina africana (PPA). Su expansión y comportamiento aumentan el riesgo de contacto con cerdos domésticos, algo que preocupa al sector. Mario Sebastián Pardo, experto del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC), nos explica cómo las poblaciones de jabalíes influyen en la epidemiologia de la PPA, y nos habla del trabajo que realizan, con tecnología avanzada, para controlarlas.

control de jabalíes
Mario Sebastián Pardo, del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos. Foto: M.S.

¿Qué características hacen del jabalí un vector clave en la transmisión de enfermedades como la PPA al cerdo doméstico?
Podríamos diferenciar tres características principales. La primera de ellas es que el jabalí es la misma especie que el cerdo, Sus scrofa. Por lo tanto, un agente patógeno que infecta a uno de los dos puede transmitirse al otro sin problemas. Un segundo factor importante es que el jabalí está ampliamente distribuido en Europa, incluso en ambientes urbanizados, y, por ello, es altamente probable que interaccione con el hombre o con el ganado. El tercer factor es que el jabalí tiene una gran capacidad de reproducción; las hembras pueden reproducirse incluso antes del primer año, por lo que su capacidad de expansión y crecimiento es muy elevada.  

¿Qué impacto tiene la expansión de jabalíes sobre el riesgo de transmisión de enfermedades como la PPA?
Hasta ahora la PPA se ha transmitido principalmente por dos vías. Por una parte, se han generado focos a larga distancia a través de la introducción de materiales contaminados en productos cárnicos u otros elementos como piensos. Por otra parte, a corta distancia, y de forma mucho más difusa, se ha transmitido a través de las poblaciones de jabalíes, como el caso de la entrada del virus a Alemania desde Polonia. Algunos casos se han podido controlar, gracias a una rápida actuación para aislar el brote, como sucedió en República Checa en 2017 o en Bélgica en 2018, pero los que han entrado a través de jabalíes todavía no se han conseguido erradicar en ningún país. Por lo tanto, el jabalí es la vía de entrada de la PPA más difícil de controlar.

¿Por qué es tan importante entender los patrones espaciales y temporales de las poblaciones de jabalíes?
Normalmente, en los programas de monitorización de fauna deberían incluirse dos aspectos: el estado sanitario de las poblaciones y sus parámetros demográficos. Así podríamos conocer con más exactitud la cantidad de animales infectados en relación al total de la población. Esto nos permitiría conocer las consecuencias reales de las medidas de gestión y, sobre todo, el impacto real de la enfermedad sobre las poblaciones. De otro modo, sólo tendríamos una parte muy pequeña de lo que está pasando. 

Desde el IREC, ¿qué herramientas tecnológicas utilizan para monitorizar la interacción entre fauna silvestre y ganado porcino, y qué datos clave han obtenido?
El IREC lleva mucho tiempo trabajando en el estudio de las poblaciones de jabalíes, y ha empleado una variedad bastante amplia de herramientas. Quizá la menos “tecnológica” son los cuestionarios, que es lo que más he realizado, pero que nos permite identificar los puntos de riesgo para la interacción. En otros trabajos se ha utilizado el fototrampeo, una tecnología que consiste en la colocación de una cámara que se activa cuando el animal pasa por delante, y permite determinar el uso que hacen los animales de los recursos. También se han usado sistemas de telemetría, como collares GPS o sensores de proximidad, que han permitido ver la frecuencia de uso de determinados puntos de riesgo o incluso cuantificar las interacciones entre especies. Por último, también hemos trabajado con el uso de drones para ver la abundancia de diferentes reservorios y poder modelar el riesgo de transmisión de patógenos.

¿Qué datos les ha permitido obtener el uso de estas tecnologías?
Tradicionalmente, donde más hemos trabajado ha sido en la zona sur peninsular, y lo que hemos podido comprobar es que las interacciones indirectas en ambientes ganaderos extensivos son las más relevantes para la transmisión de patógenos, al menos en ambientes mediterráneos de la dehesa, y que la abundancia de hospedadores es un factor de riesgo para la interacción entre fauna silvestre y ganado. También nos ha permitido determinar los elementos clave a considerar para mejorar la bioseguridad de las granjas.

¿Cuáles son los principales desafíos a la hora de trabajar con estas tecnologías?
Aquí diferenciaría entre los retos del trabajo de campo y los retos en el procesamiento de datos. En el trabajo de campo, por supuesto, las condiciones meteorológicas y ambientales de algunos sitios, como el relieve y la accesibilidad, complican bastante la colocación de las cámaras. Otro hándicap es el robo de estas. De momento estamos en torno a un 10% de cámaras robadas respecto a las colocadas. Sin embargo, las principales dificultades están en el procesamiento posterior y el análisis de las fotos. En cada punto se colocan unas 40 cámaras y se generan decenas de miles de imágenes que hay que almacenar y clasificar. Ahora contamos con varias herramientas de inteligencia artificial que nos ayudan a hacer una preclasificación de las fotos, y otras herramientas tecnológicas para llegar al cálculo de la densidad de jabalíes.

Tras realizar auditorías y estudios de campo en granjas porcinas, ¿cuáles han sido los principales puntos de riesgo identificados para la bioseguridad externa? 
Las auditorías de bioseguridad las llevamos a cabo en tres fases. La primera consiste en la recogida de información a través de personal de la integradora o del veterinario responsable. Tras este primer paso, visitamos la granja para hacer una entrevista a los trabajadores o al responsable, y hacer un transecto alrededor buscando indicios de zonas silvestres o identificando puntos de riesgo. Por último, se caracterizan estos puntos de riesgo y se proponen medidas correctoras como, por ejemplo, anclar la parte inferior del vallado a una solera de hormigón. En las distintas granjas intensivas donde hemos realizado estas auditorias hemos podido identificar cinco puntos de riesgo: el vallado perimetral, las balsas de purines, las balsas de agua, los silos de almacenamiento del pienso y los contenedores de cadáveres. Además, también se debe prestar atención a si alrededor de la granja hay algún elemento, como charcas de agua, parches de bosque o cultivos, que puedan ejercer como un elemento atrayente para la fauna. Y, por último, la bioseguridad en las actividades del personal de las ganaderías es esencial.

monitoreo poblacion jabali
La rápida detección y eliminación de cadáveres es esencial para evitar la transmisión del virus a los cerdos domésticos. Foto: M.S.

Teniendo en cuenta estos puntos críticos, ¿qué medidas de bioseguridad externa considera prioritarias para prevenir el contacto entre jabalíes y cerdos domésticos?
Todas las medidas que podamos tomar son importantes, porque el jabalí puede contaminar el entorno de las granjas. Entonces, cualquier medida que evite la entrada de patógenos en la granja es muy importante. Pero desde nuestro punto de vista, el vallado perimetral, que al final es lo que evita la entrada de jabalíes en la granja, sería el punto al que más atención deberíamos prestar. Tanto el de la propia granja como de las balsas de purines y de agua resultan cruciales para evitar que el jabalí se vea atraído por la granja o llegue a entrar en ella. Para que el vallado sea más seguro, debería estar enterrado o reforzado en la parte inferior. El personal es también un elemento crítico, y debe respetar escrupulosamente la separación entre zona limpia y sucia, y evitar la introducción de productos de origen porcino. Estas medidas deberían ir acompañadas del control efectivo de las poblaciones de jabalí en el entorno.

¿Qué estrategias adicionales podrían implementarse para reducir el riesgo de transmisión de la PPA a través de los jabalíes?
Para prevenir la entrada de la PPA es necesario trabajar en varios pilares y mantenerlos en el tiempo: monitorización de las poblaciones de jabalíes, control rutinario de sus poblaciones (en ausencia de PPA) y actuación rápida en caso de brote. Para los primeros puntos, se requiere la combinación de modelos de abundancia basados en estadísticos cinegéticos con puntos de fototrampeo y un seguimiento sanitario sistemático y armonizado entre diferentes comunidades autónomas y países. Además, es necesario trabajar para que el colectivo de cazadores o, en su ausencia, otros profesionales, puedan realizar un control efectivo de las poblaciones mediante diferentes métodos. Para lo último, es necesaria la elaboración y actualización de protocolos de actuación, promoviendo la coordinación entre las diferentes administraciones y su puesta a punto a través de simulacros frecuentes para que todos los engranajes se acoplen perfectamente. En estos protocolos pueden incluirse nuevas tecnologías, como el uso de drones para censar los animales que hay en un área, aumentar la eficacia de la caza y, en caso de brote, localizar y retirar cuanto antes los cadáveres de jabalíes infectados.

Desde el IREC se impulsó el proyecto FAUNET para monitorizar las poblaciones de jabalíes. ¿Puede explicarnos en qué consiste?
El proyecto está financiado por la Subdirección General de Producciones Ganaderas y Cinegéticas del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, y busca determinar de manera fiable densidades de jabalí en zonas representativas de la península a través del fototrampeo, con lo que se podrán calibrar modelos basados en estadísticos cinegéticos recogidos en todo el país; de esta forma, se podrán obtener estimaciones de densidad fiables a nivel nacional y llevar a cabo un correcto análisis de riesgos para prevenir la entrada de la PPA. El proyecto arrancó en 2023 y ha obtenido datos de densidades de jabalíes en 17 puntos representativos de la península ibérica. Además, se está poniendo a punto un protocolo para la determinación de la densidad de jabalí mediante drones y uso de IA.

Por último, ¿qué beneficios espera que aporte este proyecto al sector porcino?
A partir de las densidades calculadas con fototrampeo se podrá obtener información a nivel nacional que nos permitirá identificar zonas donde el riesgo de interacción entre jabalí y cerdo doméstico es elevado. Por lo tanto, podremos centrar las medidas preventivas y de monitorización en esas zonas para hacer una gestión más eficiente de los recursos. También tendremos herramientas para uso urgente en caso de brote de PPA en jabalí, las cuales nos permitirán eliminar cuanto antes la población infectada y reducir el riesgo de transmisión del virus fuera del brote inicial. Esto es fundamental para conseguir que nuestro mercado de exportación se abra una vez se controlen eventuales brotes de PPA.

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