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¿Qué beneficios supone la acidificación del purín en nuestras granjas?

¿Qué beneficios supone la acidificación del purín en nuestras granjas?

18 de febrero de 25 - Noticias

Con años de experiencia en el sector de la fertilización, Fertinagro lleva más de una década estudiando y desarrollando proyectos de acidificación de los purines en granja. Con el objetivo de mejorar el estatus sanitario en el interior de las naves y la revalorización de los purines en su posterior aplicación al campo, la acidificación se presenta como una de las mejores soluciones. Hablamos con Ignasi Salaet, director adjunto del departamento de I+D+i en Fertinagro Biotech.

¿Desde cuándo trabajáis la acidificación de los purines?
Hace más de 10 años que estamos trabajando con proyectos de acidificación y que empezamos a desarrollar intensivamente trabajos en este ámbito. Más allá del laboratorio, hace unos cuatro años y medio que desarrollamos proyectos en firme en el interior de granjas de cerdos. Lo cierto es que, inicialmente, nos planteamos la acidificación, más allá de la gestión de los purines, como un tema sanitario, para reducir las emisiones de amoniaco en el interior de las naves y los problemas de salud que ello conlleva, por ejemplo, en la lucha de enfermedades respiratorias como el PRRS. Evidentemente, al final, somos una empresa de fertilizantes, por lo que también pensamos en cómo tratar los purines y en su posterior reutilización como fertilizante orgánico.

¿Cómo trabajáis la acidificación en granja?
Básicamente aplicamos la acidificación en el interior de las naves, lo que es un poco más complejo que si se realiza en el exterior, ya que el ambiente es absolutamente diferente y hay que manejar importantes cantidades de ácido en un espacio con animales vivos. Sin embargo, al realizar esta actuación en el interior mejoran las condiciones ambientales de las naves y se reducen los riesgos de padecer ciertas enfermedades de transmisión por aire.

Para quien no esté relacionado aún con esta tecnología, ¿qué es la acidificación?
Realmente es un proceso sencillo. Básicamente, el amoniaco es una sustancia presente en el purín que, dependiendo del pH, está en forma iónica, con lo cual se mantiene en líquido, o en gas, con lo que emite al aire. Entonces, lo que intentamos conseguir con la acidificación directamente en las fosas es bajar de un pH de entre 8,5 y 9, que puede tener el purín en el interior de la granja, a un pH de 5, y, además, hacer que no esté en forma gaseosa, sino en forma iónica, lo que nos ayuda a retener el nitrógeno en el purín, algo que supondrá un valor añadido en su posible uso como fertilizante.

¿Cuáles son los principales beneficios de la acidificación de purines?
El principal beneficio es la retención del amoniaco, ya que no se emite al ambiente y lo eliminamos de la zona productiva, además de retener el nitrógeno en el purín, lo que, como hemos comentado, incrementa su valor como fertilizante. Otro beneficio es la reducción en la emisión de gases de efecto invernadero, ya que cuando tú reduces el pH por debajo del 4,5 se reduce la producción de metano, que también influye en el valor de la materia orgánica del purín. Finalmente, como tercer beneficio, aunque este depende más del tipo de ácido que se utiliza, es que estamos introduciendo sulfato al purín, imprescindible para el buen funcionamiento del nitrógeno en el campo, con lo que el valor fertilizante del purín se incrementa.

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El tratamiento y manejo de los purines son retos para el sector porcino. Foto: Rotecna. 

¿La acidificación supone una gran inversión económica para el ganadero?
Aquí hay dos tipos de inversión. Una cosa es el coste fungible y la otra es toda la instrumentación necesaria para la acidificación. En cuanto al coste del ácido, que es el que profesionalmente más conozco, la buena noticia es que nosotros en el interior de las naves trabajamos con un inhibidor de la urea, que nos reduce en casi un 90% el consumo de ácido y, por lo tanto, los costes de la acidificación. Por ejemplo, en una granja de 2.000 plazas de engorde, los costes en productos para la acidificación son de unos 1.500 euros al año, un coste totalmente asumible. Sin embargo, aparte de esto tenemos toda la instrumentación necesaria; la hay muy tecnológica, que permite un control total del proceso de acidificación, y esto puede tener un coste más elevado. En este sentido, hay inversiones que pueden oscilar entre los 15.000 y los 18.000 euros para una nave de 1.000 cerdos. A pesar de todo, según hemos observado en nuestro trabajo en diferentes proyectos en Cataluña y Aragón, con ganaderos y veterinarios, todos coinciden en destacar los beneficios de la acidificación, con una reducción en las emisiones de gases de efecto invernadero, una mejora del bienestar animal, mejores índices de conversión en la producción y una reducción en el uso de antibióticos, por lo que parece que hay un claro retorno de la inversión.

Hemos comentado que la mayoría de los proyectos los iniciasteis por una inquietud principalmente sanitaria en el interior de las granjas, pero al final sois una empresa de fertilización. ¿Qué beneficios aporta la acidificación en el posterior uso del purín como fertilizante orgánico?
Como empresa de fertilizantes, que invierte en I+D, hemos realizado diferentes pruebas para demostrar lo que más o menos ya creíamos que era evidente, y es que el purín resultante de la acidificación es mejor que el purín no tratado. Y lo es por varias razones: contiene más nitrógeno, aunque esto puede ser un arma de doble filo porque al final tú tienes una cantidad máxima de nitrógeno que aplicar en el suelo, contiene mayor cantidad de materia orgánica y también de azufre, imprescindible para un buen funcionamiento del nitrógeno en el suelo. Otro punto crítico es la aplicación de purín, y el sistema de aplicación que ahora, por ley, es con tubos colgantes, que deposita el purín en superficie, por lo que con un pH alcalino y en una superficie amplia, se pierde mucho nitrógeno: esto se reduce enormemente si el purín esta acidificado. Lo que sí podemos afirmar es que, al aplicar este purín como fertilizante orgánico con más nitrógeno y presencia de azufre, por ejemplo, la producción de un cereal en invierno se incrementa entre un 15 y un 20% respecto a otros fertilizantes.

¿En qué otros retos empresariales estáis trabajando para mejorar la fertilización de los purines?
Generalmente las grandes empresas de fertilizantes o tienen minas o tienen gas, es decir, tienen la materia prima. Nosotros no tenemos ni una cosa ni la otra, por lo que nos hemos especializado primero en la circulación de nutrientes y después en hacerlos eficientes, y aquí es donde entramos en el mundo del bioestimulante. En este sentido, como no podíamos traer todo el purín a la fábrica, decidimos hacer el camino contrario, desarrollar un bioestimulante y transportarlo a granja para aplicarlo allí al purín. Concretamente, tenemos dos patentes de productos bioestimulantes que se inyectan directamente al purín, y esto genera un incremento de productividad añadido a la acidificación. Es decir, con la aplicación de purines con bioestimulantes logramos un 15% más de producción en el campo, que se añade al otro 15% que ya teníamos con la aplicación de purines tratados por acidificación.

¿La acidificación, por lo tanto, es una solución de presente y futuro factible en la gestión de los purines en las granjas de cerdos?
El tratamiento y manejo del purín es sin duda un reto para todo el sector. Existen muchas técnicas que se pueden utilizar para recuperar el nitrógeno del purín, hay diferentes MTDS en el mercado, y, en nuestro caso, por nuestro know-how, hemos apostado fuerte por la acidificación y la aplicación de productos bioestimulantes, ya que creemos que funciona y, además, a un precio asequible, con un retorno altamente positivo. Lo que sí es cierto es que la acidificación tiene muchas ventajas desde el punto de vista de la reducción de las emisiones, la mejora de la producción porcina y la posterior reutilización del purín como fertilizante.

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