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R. Saltiveri: “Debemos insistir en el control de la importación de lechones”
26 de marzo de 24 - Noticias
Tras un 2022 marcado por el aumento de costes, el año 2023 ha decantado la balanza hacia unos resultados más buenos. Pese a lo positivo de este dato, la producción en nuestras granjas ha descendido a causa de distintos motivos sanitarios, y las importaciones de animales han crecido en comparación con otros años. Tratar de revertir esta situación es uno de los retos del sector, que, a la vez, debe adaptarse a las nuevas legislaciones y extremar precauciones ante las amenazas sanitarias. Tratamos estas cuestiones con Rossend Saltiveri, responsable de porcino en Unió de Pagesos.
Rossend Saltiveri, responsable de porcino en Unió de Pagesos. Foto: R.S.
¿Cómo definiría la evolución del mercado de la carne de cerdo durante el año 2023?
Podemos decir que el balance ha sido positivo. A pesar de que a principio de año teníamos más oferta que demanda y el precio era bajo, a partir de abril-marzo la situación empezó a cambiar y nos situamos en el precio más alto, 2,02 € /kg peso vivo, que se mantuvo durante 17 semanas. A partir de septiembre, más o menos, volvió a bajar hasta situarse en valores similares a los del año anterior. Hemos marcado récord de precios y hemos cerrado el año con una media de 1,87 euros.
A pesar de esta cifra récord, el número de sacrificios y la producción en toneladas se ha reducido ligeramente. ¿Cuáles son las razones de este retroceso?
Hemos vivido un descenso de la producción de madres y se ha incrementado el número de bajas. Esto se debe a distintos motivos sanitarios, por el proceso de adaptación que estamos llevando a cabo para reducir el uso de antibióticos. Estamos en un periodo de adaptación y vamos hacia un cambio que no es fácil y que, como vemos, está teniendo un claro impacto en la producción. Al final, acaba llegando menos producción al mercado y menos quilos de carne. En España, este año se han reducido los sacrificios entre un 5 y un 7% y, evidentemente, se ha notado el resultado en el mercado. Para revertir esta situación debemos prestar atención a las medidas de bioseguridad, con el fin de evitar que entre cualquier enfermedad a las granjas y proporcionar las condiciones óptimas a los animales en cada una de las fases de producción.
El volumen de las exportaciones españolas de carne porcina también ha retrocedido. ¿Cuáles son los motivos?
La principal razón sigue siendo el descenso de la producción. Pese a todo, nos mantenemos como uno de los principales exportadores tanto a países europeos como a terceros países y nuestra carne está presente en más de 100 países. Aunque el volumen haya bajado, el valor de las exportaciones ha crecido respecto a años anteriores. En Europa hemos podido exportar nuestro producto con facilidad gracias a nuestra competitividad y nuestros precios. Además, la situación de países como Estados Unidos o Brasil, donde también ha habido un decrecimiento de la producción, ha favorecido que nuestro producto accediese fácilmente a esos mercados. También nos ha favorecido la prohibición de exportación que ha provocado la PPA en países como Alemania o Bélgica.
Paralelamente, las importaciones de animales vivos han aumentado. ¿De qué forma preocupa al sector?
De enero a septiembre de 2023 las importaciones alcanzaron los 2.794 miles de cabezas de porcino, lo que supone un incremento del 19,3% en comparación con el mismo período de 2022. Creo que es algo preocupante y que debemos abordar. El objetivo que deberíamos marcarnos, y que es mejor para todos, es tener toda la producción en el país y así evitar riesgos sanitarios que nos puedan llegar de otros países. Como sector, es primordial equilibrar la producción de lechones según la capacidad de plazas de engorde y la demanda. Para ello, debemos incrementar la producción de lechones en las granjas de madres, y el problema que tenemos es que cada vez hay menos granjas de madres. Por todo esto, debemos controlar el proceso de transición de reducción de antibióticos en el que estamos, así como otros temas sanitaros que nos están afectando, como el PRRS, para conseguir unas producciones más estables y poder llenar los engordes.
La nueva normativa de granjas de engorde es uno de los retos del sector porcino. Foto: Rotecna.
Tratando los retos para este año, mantener el estatus de país libre de PPA sigue siendo el principal desafío. ¿Qué podemos hacer en este sentido?
La tarea de seguimiento y control es muy compleja, pero debemos afrontarla e insistir en el control de la importación de lechones, evitar la importación de zonas infectadas y, en caso de detección, actuar lo más rápido posible. Sin embargo, la importación de lechones es un riesgo, pero no es el único. En los últimos años, la PPA ha evolucionado principalmente a través de los jabalíes, y es un hecho que debemos reducir la población. La normativa marca hasta ocho jabalíes por quilómetro cuadrado y esto es algo que en muchos sitios no se da y que se debería cumplir, ya que en caso de que la PPA llegase, sería más fácil controlarla. Por otra parte, hay que evitar que los jabalíes tengan acceso a restos de alimentos que puedan proceder de países infectados. La alerta es máxima porque las repercusiones económicas que nos podría comportar la llegada de la PPA pueden ser nefastas.
En cuanto a bienestar, las nuevas normativas configuran un nuevo reto para el sector. ¿Cómo le podemos hacer frente?
La norma está escrita, debemos cumplirla y adaptar las densidades de cerdos de engorde a las nuevas normativas. El problema es que esta adaptación tendrá sus limitaciones en muchas granjas, y no será fácil ampliarlas o adecuarlas. Por ejemplo, en Cataluña, donde hay una alta densidad de granjas, la adaptación es complicada porque muchas de estas granjas se construyeron en un momento en que aun no había ninguna normativa en cuanto a la distancia entre ellas y la nueva normativa no contempla la reducción de dicha distancia. Esto nos obligará en algunos casos a usar la imaginación para hacer la adaptación sin perder capacidad productiva.
Finalmente, a nivel medioambiental, la reducción de emisiones y la aplicación de las mejores técnicas disponibles (MTDs) sigue siendo el hándicap del sector. ¿Hacia dónde debemos ir?
Es un hecho que debemos ir hacia una reducción de emisiones. En una granja nueva, las condiciones ambientales están marcadas y es más fácil cumplirlas, pero en las granjas existentes debemos adaptar lo que ya tenemos, y eso supone un importante reto económico cuando la normativa aún no es clara del todo y no sabemos si a medida que pase el tiempo se volverá más exigente. Por tanto, tomar una decisión sobre qué MTD instalar es algo delicado, porque si optamos por una que se adapta a una normativa que en cuatro días vuelve a cambiar, nuestra inversión habrá resultado inútil. Esto es algo que nos genera incertidumbre a la hora de afrontar estas inversiones, pero está claro que debemos invertir y trabajar en estos temas para hacer frente al futuro y adaptarnos a las nuevas exigencias medioambientales.