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Tecnología y bienestar animal, ejes del proyecto Clear Farm
30 de septiembre de 20 - Noticias
Analizar el comportamiento de los cerdos en las granjas, las condiciones ambientales de las instalaciones, los tratamientos… todo ello nos aporta información sobre el bienestar de los animales. De esta idea surge el proyecto europeo Clear Farm, con el objetivo de crear una plataforma que ofrezca al ganadero una imagen del estado de los animales en la granja y le permita actuar con antelación para mejorar y corregir posibles problemas de bienestar o de salud. A su vez, la inclusión de esta información en el etiquetaje permitirá que el consumidor final conozca el estado de los animales a lo largo de su vida. Hablamos con Pol Llonch, investigador de la UAB, que forma parte del proyecto Clear Farm.
Pol Llonch, Investigador de la UAB especializado en bienestar animal.
¿Cómo surge el proyecto Clear Farm?
El proyecto surge de un grupo de tres instituciones: la Universidad Autónoma de Barcelona, la Universidad de Murcia, y la Universidad Wageningen de Holanda. Desde nuesto conocimiento de las necesidades del sector, pensamos en un proyecto que permitiera utilizar las tecnologías PLF (Precision Livestock Farming; en español “ganadería de precisión”) para obtener información sobre bienestar animal.
¿Cuál es el objetivo principal del proyecto?
Diseñar una plataforma que, mediante información de sensores, nos ofrezca una imagen del estado de los animales en la granja, con el objetivo de informar a los consumidores sobre su bienestar. Concretamente, a través de un sistema de etiquetado se podría saber de qué grado de bienestar han gozado los animales (en este caso, cerdos y vacas de leche), a lo largo de su vida. Además, esta plataforma también permitiría informar a los ganaderos sobre el estado de los animales desde una óptica más global en la que, obviamente, se incluiría el bienestar, pero también parámetros productivos, de las instalaciones, etcétera. Finalmente, todo esto, también permitirá conocer el impacto de la ganadería sobre el medio ambiente, es decir, que la información que obtengamos a través de sensores nos diga cuál es el potencial de contaminación de la producción animal.
¿Cuáles son las fases de desarrollo del proyecto Clear Farm?
Se trata de un proyecto de cuatro años que empezamos en octubre de 2019 y está dividido en cuatro fases operativas. La primera fase, que estamos acabando, pretende conocer la opinión de los consumidores y de todas las partes implicadas en la producción (ganaderos, transportistas, mataderos, supermercados…) sobre qué esperan de una tecnología como la que estamos proponiendo, si creen que les podría ser útil, qué ventajas o inconvenientes le ven… Además, revisamos las tecnologías existentes en el mercado y que podrían resultarnos útiles para este propósito. La segunda y tercera fase irán en paralelo, y supondrán que nos desplacemos a las granjas para probar la tecnología que se haya identificado como potencialmente útil en la fase 1. La fase 2 es la que desarrollaremos en las granjas de cerdos y la fase 3 corresponde a las granjas de vacas de leche. En estas fases, probaremos la tecnología, veremos qué información obtenemos, cómo nos la proporciona y cuáles son las posibilidades de integrarla en la plataforma que tenemos como objetivo final. Finalmente, la fase 4 será la de diseño de la plataforma y sus diferentes funciones que, mediante procesos de inteligencia artificial, recopilarán la información procedente de los sensores, la procesarán y harán llegar los datos relacionados con el bienestar animal al consumidor, a la vez que ofrecerán a los ganaderos los resultados sobre el estado de sus animales. En paralelo, se debe desarrollar el aspecto más estético de la plataforma y una manera comprensible y adecuada de hacer llegar la información al consumidor final.
¿Dónde está previsto ubicar estos sensores en el caso de las granjas porcinas?
Estamos trabajando con tres niveles de datos. El primero serían aquellos que nos ofrece el animal, es decir, un sensor que nos permita registrar información individual del cerdo; estamos hablando, por ejemplo, de un termómetro que el animal pueda ingerir y nos aporte datos sobre su temperatura interna, o un chip que le pondremos en la oreja y nos proporcionará datos sobre cuántas veces va el animal al comedero, el tiempo que se pasa en él, cómo se mueve… En el segundo nivel tendríamos los sensores de ambiente: sensores de temperatura, de gases, de sonidos… Hay uno, por ejemplo, que analiza cuántas veces tosen los animales, con el fin de determinar si existe riesgo de una patología respiratoria. Finalmente, en el tercer nivel, tendríamos los datos que se recopilan de forma automática en una granja, como los tratamientos veterinarios. Ya que sabemos que todos los medicamentos que se administran a los animales deben controlarse mediante una receta electrónica, podemos incorporar también esta información a la base de datos de la plataforma.
¿Qué esperáis extraer de los diferentes datos recopilados?
Nuestra idea es utilizar un esquema que ya se aplica en los protocolos de evaluación del bienestar, y que divide el estado de los animales en cuatro áreas: alimentación, confort, salud y comportamiento natural. Esperamos que los sensores nos proporcionen información sobre cada una de estas cuatro áreas, de manera que podamos explicar al consumidor si el animal ha sido bien alimentado, si ha gozado de un buen nivel de confort, si su salud ha sido buena, etcétera.
Granja de lechones. Foto: Rotecna.
¿Dónde se realizarán las pruebas?
Las llevaremos a cabo en granjas comerciales. El grupo El Pozo es uno de los socios del proyecto, por lo que haremos las pruebas en granjas de Cefusa, en Murcia.
¿Qué tiene que acabar aportando el proyecto Clear Farm a los productores?
El objetivo es ofrecer a los ganaderos herramientas para mejorar su proceso de producción. Para ellos vamos a utilizar la tecnología blockchain, que ya está en uso en otros sectores, para que los productores tengan un control de todas las fases productivas, desde que el animal nace hasta su sacrificio y, si en algún momento detectamos un problema, que de forma inmediata el productor tenga acceso a esa información y pueda aplicar las medidas correctoras necesarias. Por lo tanto, el productor (entendiendo como tal a todos los agentes de la cadena) debería ser, sin duda, uno de los principales beneficiados.
En términos de producción, ¿qué ventajas supondría para el ganadero?
A nivel de bienestar y salud animal, aplicar con antelación y rapidez medidas correctoras ante cualquier problema, lo que permitirá reducir costes. Por ejemplo, se han llevado a cabo estudios que demuestran que los animales, antes de enfermar, cambian su patrón de alimentación y disminuye la cantidad de alimento que ingieren. Si esto lo podemos detectar antes de que aparezcan los signos clínicos, el productor ya puede actuar y aplicar el tratamiento necesario sin esperar a que se produzcan bajas o problemas más graves.
¿En un sector de producción intensiva como el porcino, resulta viable invertir en este modelo de granjas?
Los costes aún no los sabemos, ya que todavía no se ha decidido qué tecnología utilizaremos. Lo que sí sabemos, por modelos de otras especies como el vacuno de leche, es que esta tecnología tiene un coste elevado, pero que se amortiza si proporciona la información necesaria para mejorar el proceso productivo. Es decir, la reducción de las pérdidas asociadas al desconocimiento del estado de los animales compensaría la inversión realizada.
Y, desde el punto de vista del consumidor, ¿cuáles son las principales ventajas?
Disponer de más información: el consumidor estará mejor informado y podrá regular su voluntad de compra en función de los datos que se le ofrecen. La hipótesis es que, si al consumidor le preocupa el bienestar animal y está bien informado sobre el estado de los animales de los cuales procede la carne que compra, acabará tendiendo hacia productos cuyos estándares de bienestar sean más altos, que es evidentemente un criterio de mayor calidad.
¿Cuándo estará disponible la plataforma?
El proyecto tiene una duración de cuatro años. Ahora estamos a punto de acabar la primera fase y en unas semanas empezaremos las fases segunda y tercera, que tienen una duración de 18-24 meses. La previsión es que dichas fases se solapen durante un tiempo con la última, dedicada al diseño de la herramienta, de manera que esperamos tener los primeros resultados preliminares en unos dos años o dos años y medio. Luego, solo nos quedará el proceso de refinamiento y validación de la plataforma, que tiene que estar acabada en septiembre de 2023.
Más información: www.clearfarm.eu